Él escribe
Horacio Maez
LIBROS
2015 - Salix, Ediciones Modi
Fragmento del prólogo escrito por Carlos Battilana
“Posiblemente la belleza, más que de un hecho ontológico, se trate de un vertiginoso instante y de un cierto desplazamiento en circunstancias estables o habituales, una especie de falla geológica que provoca un inesperado choque o tensión entre elementos distantes y sin aparente vínculo: un acontecimiento de la percepción física e intelectual.
(…) Al mismo tiempo, esta poesía enuncia su propia singularidad. ¿Dónde hallarla? En la sintaxis. La construcción gramatical de los versos de Maez derivan de un tipo de respiración levemente crispada, que hace del movimiento y la brusca interrupción, no sólo su principio constructivo, sino un tipo de organización semántica, un universo de sentido. (…) Como si en ese gesto mínimo y poderoso de nombrar aconteciera el hecho más decisivo del lenguaje: dejar un rastro en el mundo luego de haber sido afectado por él.”
Encuentro tu cuerpo
en este azar y es
la memoria del mío
que demanda intuyendo el placer
la otra piel, la tibieza.
Son mis brazos
que se preparan
para que sea tu voz,
la que franquea y se pierde
no la que pide
sinoa que exige
y violenta este orden,
la que sin olvidar
relaja y recuerda con sus manos
que la proximidad
abisma
2017 - En obra, diario del oficio, Sello editorial El Ojo del Mármol
Fragmento del prólogo de Sonia Scarabelli
“Escenario de aprendizajes que se dicen pequeños, pero trabajan con la fuerza del tiempo y de las cosas, el libro construye la intimidad del oficio —tanto de poeta como de albañil— a partir de precisas escenas que se prodigan en la abundancia del sentido.
Hay, si se quiere, una cinética en los poemas que es, a la vez, una ética del hacer y del pensar, y también del sentir. La transmiten Dionisio, con su trabajo experto y delicado; Alfonso, que le va enseñando sin que el aprendiz se dé cuenta; el «abu» herrero, que «como jugando nos contagiaba / el orgullo de saberlo»; o el magnífico poema donde don Harumi recuerda prácticamente al cocinero chino de la historia contada por Chuang Tzu, en la que este le dice al señor Wen Hui: «Allí donde mis sentidos se posan, mi espíritu se pone a actuar». Y agrega: «Un buen cocinero necesita cambiar un cuchillo al año, porque corta con él; un cocinero ordinario necesita cambiar de cuchillo cada mes, porque golpea con él. Yo llevo ya diecinueve años con el mismo cuchillo [...]».
En uno de sus ensayos, en un apartado titulado «A quién escucho...», Marina Tsvietáieva escribe: «¿A quien presto oído además de a la voz de la naturaleza y de la sabiduría? A la voz de todos los artesanos y maestros». Y agrega que «hay que tener una extrema visión exterior, para convertir lo invisible en visible. (¡Todo el proceso de la creación está allí!)».
Sí, «todo el proceso de creación está allí» en la extrema visión exterior que el libro de Horacio Maez celebra con voz paciente y precisa de artesano también, de poeta artesano y aprendiz para convertir en visibles los sutiles movimientos que modulan la gracia, la promesa secreta del mundo.”
Lectura:
Para el ciclo TRANSPOLAR de Fernando Gabriel Caniza.
Hoy trajeron una puerta antigua
con delicados trabajos de molduras
y don Harumi vino para ajustarla.
Trabaja lento,
lento como se trabaja
cuando se conoce el tiempo
y todos los días
se lo hace con el cuerpo.
Es cuidadoso en su tarea
con golpes suaves y secos. Nos cuenta
que muchas de esas herramientas
eran de su padre: “los formones
los tuvo desde siempre y me decía:
el secreto es saber afilarlos”,
y eso hace
que cada uno hable de las suyas,
Dionisio de su tenaza, Mingo
de las veces
que le da pena usar su cuchara
y todos coinciden en un
mirá que le dimos.
Harumi lo cuenta sin nostalgia
con la naturaleza
de haberlas usado desde siempre
y con el amor que esa herencia trae,
habla bajo y de alguna manera
impone silencio.
Hoy no se escucha la radio
y no hay azar en eso.
2017 - FRAGMENTO DEL TEXTO DE presentación de “El Juego de la oca” de Eduardo Pocztaruk, editorial Alción
“Existe una fuerte marca de expresividad en estos poemas que se muestra en la necesidad de dejar rastros claros de que por allí ha pasado un trazo espeso de cortes irregulares que no busca ni el minimalismo ni el contorno suave. Como las marcas que deja la espátula al aplicar la pintura sobre la tela, un paso enérgico, una huella, una textura que no busca ni lo refinado ni lo casto, como lo dice en el poema Pájaro guardián: “ahora, si lo que buscaba encontrar / era un alma refinada y casta / dio con la dirección equivocada”. Porque este yo que se asume portador de, por lo menos dos pecados capitales como la avaricia y la envidia, no busca cuidarse y se expresa en una voz que va al límite de la rotura porque lo que tiene para decir nace claramente de un cuerpo que rozó el fuego.”
Horacio Maez
2018 - PROYECTO “El 22”, Ediciones Presente
Convocado por Ediciones Presente, participé en el proyecto “El 22” que convocó a 11 escritores a realizar un texto sobre un dibujo realizado por 11 estudiantes de escuelas secundaria de Lanús. ¿El resultado? Una hermosa edición artesanal que reúne los 22 trabajos en hojas individuales dentro de un sobre.
2021 - Pequeños rastros que se alejan, Kintsugi editora
Fragmento del prólogo de Loreley El Jaber
Pequeños rastros que se alejan de Horacio Maez es una obra de arte. Casi me animaría a decir que tiene la belleza inigualable de una miniatura, con todos los detalles que su mano de orfebre puede lograr sin traicionar la nobleza de la madera de la que surge: una miniatura, un objeto que hace gala de lo pequeño, que entra en una mano, se sostiene en la piel y deja huella.
Y mientras nos cuenta sobre cada movimiento, sobre las variaciones de cada tronco, cada veta, cada barniz, cada roce, nos dice a su vez que este es un oficio, que hay que “dejar a cada parte contar lo que ha sido”. Creo que, en este sentido, compone un libro de poemas como si fuera una pieza artística de precisión, pero el objetivo no es mostrar la gran sinfonía ni la gran obra, ni siquiera el producto acabado (aunque cada poema posea un fino y cuidadoso armado). Hay una apuesta clara a detenerse en el proceso. Leemos, así, el lento hacerse y rehacerse, el ruido que derivará en tono, en melodía, asistimos al silencio de la madera, al instrumento que rechina y se resiste y a aquel que deviene barca en el que andar el río.
Adagio, aliso y timbó
la detención del tiempo
en el silencioso trabajo del detalle
cuando filo y precisión siguen,
aquí en el obrador, el ritmo
de la respiración imaginan
un timbre, lo buscan en el tiempo
en la ancilar y rugosa materia
en su inflexión venida del Índico
del Yukón o del colorado de la rubra.
Adagio, aliso y timbó
en el silencioso trabajo del detalle.
Reseñas:
En hablar de POESÍA por Eleonora González Capria.
En revistra OTRA PARTE por Leandro Llull.
En revista EL DILETANTE por Micaela Kessler
Entrevista realizada por Gerardo Curiá y Lidia Rocha en el programa de radio Moebius.
2021 - POEMAS, EDICIONES ARROYO
Espadas
En su cocina su luz clara hablamos de las tardes cuando niñas de verano
en el taller de la casa de familia, junto a su tía niñas las dos, fabricaban espadas
en fino metal punzantes como se veían ellas en la luz de la tarde, rústicas,
me dice y su mirada se pierde quizás el África quizás, el delta.
2024 - FRAGMENTO DEL prólogo DE “CUATRO ESTACIONES/CUATRO ELEMENTOS” ANTOLOGÍA COMPILADA POR ROXANA MOLINELLi.
EDITORIAL OUTSIDER
Hay misa permanente
La poesía nunca estuvo alejada de la naturaleza, nunca de los elementos, de lo esencial. No es la única en hacerlo, tampoco la única en mirar de frente el núcleo de la vida. Todas las comunidades han establecido una relación con su entorno y todas han tenido una mayor o menor mirada crítica. Lo particular de la poesía hoy quizás sea que enuncia desde el margen, y desde ese lugar, que es pequeño en volumen, en visibilidad, pero no en intensidad, desde ese lugar nombra para reafirmar la maravilla, la urgencia, la necesidad. Pero no es sólo esa su particularidad. Buena parte de ella opera desde la fragilidad realizando un movimiento lento del corazón y del intelecto, trabaja en el filo. Es precisa, pero no unívoca; es vital, pero no vitalista; es misteriosa e imprevisible. Acaso, como un clavel del aire, sabe encontrar nutrientes y con lo mínimo hacer una vida. ¿Su núcleo? La actitud de apertura, de precisar del otro para establecerse, vivir y darse. Acaso no hay otra cosa que eso, relación en la sucesión. A lo largo de su tradición se encuentran variantes en la forma, con sus distintas estéticas, y en la manera de referirse a ese afuera en el que se desarrollan, entre ellos, el tono, el registro. En todo caso, festejó, describió, se maravilló, escuchó e intentó un diálogo. Por citar algunos ejemplos de la literatura argentina: Madariaga, Ortiz, Ancalao, Calveyra... Pero desde hace ya un tiempo, y no sólo para la poesía, la naturaleza es mirada con preocupación. Se estableció la idea de generar una relación diferente, una nueva cohabitación con todas las expresiones de lo vivo. Lo que siempre fue evidente para algunas culturas comienza a ser visible para otras: se trata de vivir con. La poesía vuelve continuamente a esa relación con lo vivo…
HORACIO MAEZ - NATHALIE GREFF-SANTAMARIA
LECTURAS
En el programa Moebius me invitaron a elegir dos poemas de un/a poeta y leerlos. En esta oportunidad elegí de Arnaldo Calveyra el primer poema de Cartas par que la alegría y también el primer poema de El libro de las mariposas
Para el ciclo UN POEMA, UNA VOZ.
Para el ciclo TRANSPOLAR
Para el festival ARROYO LEYES 2021 - VERANO
Para el ciclo MIS POETAS CONTEMPORÁNEOS
Para el ciclo que organiza Pablo Queralt en la Biblioteca de San Isidro – Provincia de Buenos Aires – Argentina.